Psicología evolucionista: cómo la evolución influye en nuestro comportamiento
Este artículo es un pequeño
resumen de la charla a la que me invitó el canal de Youtube «Razón o fe» el
domingo 26 de febrero de 2023 y que puede verse en este enlace: youtu.be/kOMMmTYSj_c
Aclaraciones genéricas sobre la evolución antes
de pasar a hablar sobre la PsicoEvo propiamente dicha:
· La evolución es un hecho, un fenómeno que requiere explicación, no
una “teoría” en el sentido coloquial de la calle, en el que usamos esa palabra
como sinónimo de hipótesis, incluso de ocurrencia. El fenómeno llamado
«evolución por selección natural» se explica gracias a la Teoría Sintética
Evolutiva. Es una teoría en el sentido científico: un marco teórico probado que
incluye leyes como las de Mendel.
· La evolución
no es teleológica: no tiene ningún objetivo final, ningún propósito («telos»).
Es un proceso ciego, sin ningún agente que la guíe.
· Un proceso ciego que actúa como una segadora. Una segadora que elimina sin
piedad del acervo genético las mutaciones contrarias a la supervivencia y al
éxito reproductivo de un organismo y que mantiene las mutaciones que favorezcan
la supervivencia de sus genes. La evolución es un proceso, además de ciego, sin
corazón, completamente despiadado.
· La evolución no implica
determinismo genético: la perspectiva evolutiva subraya siempre la centralidad
del entorno en cada etapa.
· La evolución no es
aleatoria. Lo único aleatorio en el
proceso son las mutaciones que se producen, pero ni la selección posterior por
el entorno de dichas mutaciones ni la consiguiente evolución lo son.
Pasamos ya al terreno de la Psicología Evolucionista.
¿Qué es la PsicoEvo? El
estudio de los problemas adaptativos que sufrieron nuestros ancestros y de las
soluciones (emociones, procesos cognitivos, rasgos de carácter, conductas) a
esos problemas. Soluciones que evolucionaron por selección natural y que han
llegado hasta nosotros.
La PsicoEvo analiza nuestra
conducta a través de la lente de la evolución. Es una combinación de biología
evolutiva humana y de psicología cognitiva. Y habla de poblaciones y tendencias
generales, no de individuos o anécdotas.
La PsicoEvo entiende que
existen unos rasgos de carácter y emociones
universales (y compartidos con otros
animales) que interactúan con la cultura
para formar los caracteres particulares de cada individuo. Cualquier teoría
o hipótesis sobre la conducta humana será incompleta si solo se apoya en la
evolución, pero también si la ignora
(algo que suele ser habitual).
Las emociones universales lo
son porque, sin ellas, nuestros antepasados no habrían podido sobrevivir.
Aquellos homínidos de hace millones de años que no sintieron (por ejemplo) asco
al tocar o lamer orina, heces, ratas, cadáveres o cualquier otro vector de
enfermedades no se reprodujeron. Es decir, que ellos no son nuestros ancestros,
sino los que sí sintieron asco, sobrevivieron, se reprodujeron y nos
transmitieron vía genética esa sensación de asco que todos conocemos y que es
universal (se da en todas las culturas) y compartida con el resto de mamíferos.
La PsicoEvo se pregunta por la función
evolutiva de las sensaciones,
emociones, conductas y rasgos de carácter.
La PsicoEvo se centra en las causas últimas (también llamadas
«distales, de «distancia», «lejanía en el tiempo») de la conducta, a diferencia
del resto de enfoques psicológicos que se focalizan en las causas próximas. ¿Causas próximas de jugar, de comer algo que nos
gusta o de tener relaciones sexuales? Es placentero, nos sentimos bien,
elevamos nuestros niveles de serotonina y dopamina. ¿Causas últimas, es decir, función evolutiva, de un comportamiento? Analizamos si ese comportamiento
influye, y de qué manera, en nuestra supervivencia y en nuestro éxito
reproductivo. Tanto el juego (una forma de aprendizaje), como nutrirnos, como
las relaciones sexuales son indispensables para nuestra supervivencia y para
nuestro éxito reproductivo. Pero ese análisis ha de hacerse sin olvidar nunca
las causas próximas y la multicausalidad
de la conducta. Los motivos de nuestras acciones suelen ser varios; y, en el
caso de los motivos últimos, no solemos ser conscientes de ellos.
Hablemos ahora de una de las
aportaciones más importantes de la PsicoEvo para la comprensión de la
naturaleza humana: el concepto de desajuste evolutivo.
La evolución moldeó nuestros
cerebros—y con ellos nuestras conductas, lógicamente— como hizo con el resto de
nuestros cuerpos. Nuestros cerebros y conductas evolucionaron en respuesta a
los entornos de nuestros antepasados. Pero esos entornos son radicalmente distintos a los actuales. Esta idea, la
del desajuste evolutivo, puede
ayudarnos a explicar buena parte de los problemas psicológicos y psiquiátricos
actuales: nuestros cerebros
evolucionaron para adaptarse a unos entornos que ya no existen.
Ejemplos de desajustes evolutivos:
·
Las consultas
de psicología y psiquiatría están llenas de personas con fobias a las arañas, a las serpientes, a las ratas, a las
tormentas. Aquellos sapiens de la Edad de Piedra que no experimentaran esos miedos
tuvieron muchas menos posibilidades de sobrevivir y de tener descendencia, así
que ellos no son nuestros ancestros. Sí lo son quienes sintieran esos miedos.
En el siglo XXI, sería mucho más útil para su supervivencia que nuestros bebés
tuvieran miedo a los enchufes y a las botellas de lejía, pero no ha habido
tiempo, evolutivamente hablando, para ello. Los miedos de nuestros bebés (y de los adultos) son el reflejo de los
miedos de nuestros antepasados.
·
En entornos
prehistóricos era adaptativo (para evitarlos) estar informado de los detalles
escabrosos de los asesinatos y accidentes ocurridos a la gente de nuestra
tribu. Hoy, con los medios de
comunicación, nuestra tribu es el mundo entero. Las noticias son una
selección sesgada de las peores cosas ocurridas en el mundo en un día. Selección sesgada y elegida por los editores
para tocar nuestros “botones ancestrales”
y que consumamos sus noticieros. Pero ese consumo nos produce miedo, mal humor y una perspectiva distorsionada de la
realidad del mundo, que es mucho mejor de lo que los canales de noticias 24h
nos transmiten.
·
Preferencia
por las comidas muy grasas y muy
azucaradas, muy calóricas. Los humanos modernos hemos heredado esas preferencias de
los sapiens prehistóricos y de los homínidos que les precedieron. El problema
es que, para ellos, esas preferencias eran adaptativas. Para nosotros,
occidentales del siglo XXI, con nuestros supermercados rebosantes de comida, no
lo son.
·
Las
consecuencias de tener sexo para las
mujeres, en entornos ancestrales, eran enormes: embarazo, lactancia y crianza
suponían muchos años. Para los machos de sapiens, la inversión mínima podía ser
simplemente de diez minutos: el tiempo de fecundar a una hembra. Esa asimetría
en los costes mínimos (medidos en términos de energía, de gasto calórico, de
tiempo) era gigantesca. Así que la evolución favoreció que nuestras antepasadas
fueran tremendamente más selectivas que los hombres. Los costes para ellas eran
mucho mayores si tenían sexo indiscriminadamente con cualquiera. Elegían hombres
que pudieran (y quisieran) ayudarles en la crianza de sus hijos, es decir, que
fueran capaces de obtener recursos (con su inteligencia o habilidad) y que
quisieran ponerlos a disposición de la prole común (deseo medido mediante indicios
de compromiso). Pero también elegían por criterios como la fuerza física, para
que sus parejas fueran capaces de defenderlas a ellas y a su progenie de los
ataques de fieras y de otros sapiens. Hoy en día, gracias a los anticonceptivos,
las mujeres ya no necesitarían elegir hombres para el sexo en función de esos
criterios antediluvianos, pero nuestra psicología sexual evolucionó hace
cientos de miles de años para adaptarse a los problemas y presiones de esas
épocas.
En el siglo XXI, las mujeres, en promedio, siguen prefiriendo, por
ejemplo, parejas con recursos. O con formación igual o superior a la suya. Que
ellas mismas tengan recursos y formación de sobra no invalida esa preferencia
ancestral. Los hombres actuales no muestran, en promedio, esa tendencia. Las mujeres que no sintieran esa
preferencia por hombres altos, con capacidades atléticas, capaces de
defender a su prole y de cazar, con inteligencia para obtener recursos, con estatus dentro de la tribu, con confianza en sí mismos… no son nuestras antepasadas. Lo que actualmente se conoce como
«crisis del emparejamiento» puede explicarse, en parte, por esta asimetría en
los costes reproductivos.
·
Las
reacciones fisiológicas generadas por las situaciones de peligro mortal que
vivían a diario nuestros antepasados eran completamente adaptativas. Quienes no
sufrían aceleración del ritmo cardíaco y segregación de cortisol y adrenalina
ante el ataque de fieras no son nuestros ancestros. Sí lo son quienes experimentaran
el estrés propio de esas situaciones
de lucha o huida. Bien, pues ese estrés es el mismo que sentimos hoy, aunque no
sea necesario, afortunadamente, casi nunca. El entorno ha cambiado, pero
reaccionamos fisiológicamente de la misma manera ante problemas que no son a
vida o muerte, sino simplemente molestos, como un atasco o una discusión de tráfico.
·
El resto de
animales también sufren los problemas derivados de desajustes evolutivos, por
supuesto. Ejemplo: erizos muertos al
cruzar carreteras porque, en lugar de acelerar, que sería lo adaptativo hoy, se
detienen y se enroscan en sí mismos confiando en sus púas (conducta adaptativa
hace millones de años, pero que no lo es en un mundo lleno de vehículos).
El concepto de «desajuste evolutivo»
nos da una de las lecciones básicas de la PsicoEvo: las necesidades que cobraron forma hace miles de generaciones siguen sintiéndose como necesarias hoy en día, aunque ya no lo sean.
Que la biología evolutiva INFLUYA (que influya, no que
determine en exclusiva la conducta sin tener en cuenta la cultura) en la
conducta humana podría parecer a primera vista una afirmación poco polémica, pero ¡AY!, en absoluto.
A muchas personas, la PsicoEvo les produce
odio. No se trata de que estén en
desacuerdo con sus postulados o conclusiones, no. La odian.
¿Quiénes y por qué le tienen tanto miedo a la PsicoEvo?
·
Si se
entiende bien, se ve claramente que la evolución nos ha privado del alma. Y ese
es un pensamiento que aterroriza no solo a creyentes devotos de cualquiera de
las religiones tradicionales, sino a muchas personas que no se adhieren ya a
ellas, pero que necesitan seguir creyendo en el alma. Necesitan creer que cada
humano posee un alma (inmortal e
inmutable) que no se ve afectada por los mismos mecanismos evolutivos
(mutación, selección por el entorno, evolución) que los órganos de nuestro
cuerpo, por lo que cualquier cosa que suene a evolución les pone el vello de
punta.
·
Otras personas,
aunque no crean en almas, no quieren que
la PsicoEvo sea verdad. Sienten que la PsicoEvo puede decir cosas
importantes sobre la naturaleza humana, pero son cosas que no les gustan. Se
trata del pensamiento basado en deseos,
tan humano: si algo me gusta, es cierto; si algo no me gusta, no es cierto. Un
mecanismo inconsciente de defensa contra cualquier idea incómoda sobre nosotros
mismos.
·
Y al animal
humano en general aún le resulta terriblemente difícil aceptar su naturaleza biológica. Hemos pasado de considerarnos las criaturas más
especiales de la creación de un dios a unas criaturas especiales creadas por la
cultura (lo cual es parcialmente cierto) y caemos en el error de obviar nuestra naturaleza biológica. A muchos les gusta creer que los humanos nacimos con
cerebros que son páginas en blanco, tablas
rasas, moldeadas exclusivamente por
la educación, el aprendizaje, la sociedad, la familia, la cultura... cerebros
en los que la biología y la evolución tienen poco o nada que decir. Les gusta creer eso porque piensan que, de ser así, de no existir una naturaleza biológica
humana, todo sería más fácil.
Esa no aceptación de la naturaleza biológica nos lleva a analizar los argumentos y errores de los «tablarrasistas», de los «creacionistas de cuello hacia arriba».
·
Muchos tablarrasistas opinan que aceptar cosas
tan obvias como el componente genético de la inteligencia o las diferencias
evolutivas entre los sexos promueven el racismo y el sexismo. No es de extrañar
que reaccionen a la PsicoEvo con la furia
de los teólogos. Pero se trata de preocupaciones sin base real. Caen
sin darse cuenta en la extendidísima
falacia naturalista: identificar “natural” con “bueno”. Muchísimas de las
cosas que encontramos en la naturaleza no son ni buenas, ni morales, ni nos
hacen felices. Hay muchos comportamientos humanos (como la violencia) que son
naturales (es decir, que están en la naturaleza) porque fueron efectivos desde
un punto de vista evolutivo para la supervivencia y el éxito reproductivo de
nuestros antepasados, pero que no son buenos, en el sentido de que son
contraproducentes para el tipo de sociedad en el que queremos vivir. Deshagámonos
de la idea de que para tener los mismos derechos nuestros cerebros han de ser
iguales. Está en nuestra mano poder seguir reduciendo la violencia, pero
negar las fuerzas que la explican y que preceden a la cultura no traerá nada
bueno.
·
Tratar de entender y explicar algo (en este caso la conducta humana) no equivale a justificar ese algo. La violencia es natural, pero
no es buena. Los antibióticos no son naturales, pero son buenos. Si queremos
solucionar problemas, es mejor tener un diagnóstico correcto. Dada la gravedad
de, por ejemplo, las agresiones sexuales, tenemos que considerar todas las
hipótesis. Si despreciamos las causas
biológicas y solo usamos las culturales le estaremos haciendo un flaco favor a la seguridad de las
mujeres y a la de las víctimas de agresiones en general.
·
A veces, los
tablarrasistas argumentan así: «Pero, aunque la PsicoEvo no justifique la
violencia, aceptarla implicaría aceptar que la agresión, los roles sexuales y
la xenofobia no se pueden erradicar. Y ese es un mensaje terrible». Primero,
aun suponiendo que la inevitabilidad de la violencia fuera cierta, ello no
implicaría que la PsicoEvo fuera falsa. De nuevo: el pensamiento por deseos es
un mal argumento. Segundo: no es verdad que la violencia, el sexismo y el
racismo sean inevitables. La autodomesticación
de la especie se lleva produciendo milenios, y se está haciendo cada vez más
evidente el declive de la violencia de cualquier tipo en casi todo el mundo,
siglo a siglo, década a década. Con altibajos y lentamente, sí; pero está
teniendo lugar. Porque la agresión no es la única característica de la naturaleza
humana: también contamos con el sentido de la moral, la empatía, el
autocontrol… y con herramientas como la
razón, el humanismo, los derechos
humanos y las ciencias. Y en las circunstancias adecuadas, esos rasgos y nuestras instituciones vencen a nuestros rasgos violentos. Evolutivo no equivale a inevitable. Entender cómo llegamos a ser como somos no equivale
a aceptar la inevitabilidad de las cosas. ¿Cómo las cambiamos? Acentuando
lo positivo y atenuando lo negativo de nuestra naturaleza humana.
·
Otro error de
los tablarrasistas es creer que aceptar la PsicoEvo implicaría aceptar el determinismo genético. Muchos confunden la modesta afirmación «los genes, la
biología y la evolución influyen en nuestro carácter» con algo que ningún
psicólogo evolucionista afirma: «los genes, la biología y la evolución son lo
único que influye en nuestro carácter».
·
Suele
achacársele también a la PsicoEvo que sus hipótesis
no son falsables. No es cierto: por ejemplo, la explicación
adaptacionista de Edward O. Wilson para la homosexualidad ya fue falsada. O la
preferencia universal por la virginidad femenina, hipótesis de David Buss.
·
También le
achacan que sus hipótesis son difíciles
de probar y su escasez de descubrimientos empíricos. Respecto a que sus hipótesis sean difíciles de probar, es en
parte cierto: las conductas no dejan
demasiados fósiles. Pero algunos de
los estudios más transculturales y con mayores tamaños muestrales de la
Psicología se han llevado a cabo dentro del campo de la PsicoEvo. Respecto a
los descubrimientos empíricos, pasamos a enumerar unos pocos en el siguiente
apartado.
Algunos ejemplos de descubrimientos
empíricos de la PsicoEvo y de la Biología Evolutiva Humana:
·
Preferencias
universales por ciertos paisajes: aquellos que contengan agua, flores, frutos,
color verde, árboles…
·
Estrategias
de emparejamiento sexualmente dimórficas presentes en todo el reino animal
(Teoría de la Inversión Parental de Robert Trivers).
·
Simetría
(especialmente facial) como estándar universal de belleza para ambos sexos.
Hipótesis: los organismos simétricos tienen menos patógenos.
·
Los vómitos
durante el embarazo como adaptación contra los teratógenos.
·
Dos tipos de
espermatozoide: el clásico y el kamikaze.
·
Efecto
Coolidge mayor en hombres, pero presente también en mujeres.
·
Preferencia
masculina por mujeres más jóvenes que ellos y preferencia femenina por hombres
con recursos documentadas en 37 culturas.
·
Universalidad
del Efecto Cenicienta.
·
Muy superior
memoria de localización espacial en mujeres.
·
Teoría del
Altruismo Recíproco.
·
Teoría del
Conflicto Progenitores-Progenie.
¿Por qué importa la PsicoEvo? ¿Por qué todo esto importa?
Los propios psicólogos reconocen que, tras 100 años
de investigación, la ciencia psicológica está llena de términos mal definidos,
de ambigüedades, de falta de comunicación entre perspectivas… Necesitan una gran teoría unificadora. Y ahí es donde cobra sentido la Teoría
Sintética Evolutiva: una teoría que se
ha probado indispensable para
analizar las conductas, motivaciones y preferencias de las otras 6.000 especies de mamíferos.
La opinión de cada vez más
psicólogos (especialmente en las universidades anglosajonas) es que no puede existir una psicología no
evolucionista porque el cerebro
(que es el órgano de la conducta) evolucionó por selección natural.
Eso no significa que la PsicoEvo sea la única respuesta a los problemas, sino
que la evolución, además de un enfoque, ha de ser un marco general. Sin ella,
la psicología quedará coja. Como quedaría coja una ingeniería
sin física.
La hipótesis de solo cultura,
la tablarrasista, nos pide que
creamos (por ejemplo) no solamente que la evolución, por razones desconocidas,
eliminó inicialmente en humanos las diferencias promedio entre sexos que sí
existen en otros animales, sino que, posteriormente, el aprendizaje y la
socialización reprodujeron exactamente esas mismas diferencias en todas las culturas humanas conocidas.
Yo pienso que, si se quiere
descubrir la realidad del mundo, uno tiene que ser capaz de dejar de lado sus simpatías y antipatías. Siempre es mejor tener el
mapa correcto: es más fácil salir de París con un mapa de París que con uno de
Londres. Con un mal diagnóstico es más difícil encontrar la cura.
La PsicoEvo, y de ahí su
importancia, explica mucho de lo que está mal en el mundo: somos simios
tratando de ser felices en un universo indiferente a nuestro sufrimiento. Somos
simios sometidos a un proceso (la evolución por selección natural) sin corazón,
despiadado. Somos simios tratando de
resolver problemas del siglo XXI con un cerebro de la Edad de Piedra. Las
emociones negativas (la ira, el odio, los celos, la envidia, el nepotismo)
evolucionaron para la supervivencia y para el éxito reproductivo de nuestros
genes, no para nuestra felicidad.
Cuanto más entendamos sobre las
fuerzas que nos dieron forma, más control tendremos sobre nuestras emociones y
nuestra conducta. Y cuanto antes nos atrevamos a estudiarlas con valentía,
mejor.
BIBLIOGRAFÍA:
https://www.goodreads.com/book/show/917192.Evolutionary_Psychology
https://www.goodreads.com/book/show/38651604-the-ape-that-understood-the-universe
https://www.goodreads.com/book/show/31170723-behave
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https://www.goodreads.com/book/show/58154664-emotional
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https://www.goodreads.com/book/show/10639.The_Paradox_of_Choice
https://twitter.com/i/lists/1350415721008922624